miércoles, 19 de octubre de 2011

EL DEVORADOR


Mi ánimo siempre es que podamos entender la Palabra de la mejor manera, lo más práctico, sencillo y útil para nuestra vida ministerial, ya que conociendo la "Verdad", ella nos hará libres, y no solo eso, sino que nos deja el agradable sabor de victoria.

Yo entiendo  por devorador, como el que todo lo consume, sin resultados útiles para nadie, el que  extermina los beneficios que pudiera tenerse, como el enemigo que entra a los graneros y les prende fuego al fruto de la cosecha.

Muchas personas se preguntan:
¿Por qué a mí no se me ve el dinero? Y la respuesta es muy sencilla, “no le ponen el blindaje a su economía”
¿Cómo? Mediante el diezmo y es que el diezmo, es reconocer a Dios como el Señor de mi vida, el que me provee, y el que guarda lo mío que es material, y que Él me lo da, lo físico de mi cuerpo que Él me lo proveyó, los pensamientos de la mente, que son alimentados por la Palabra con el entendimiento y revelación que me da el Espíritu Santo.

El diezmo solo es una forma como Dios no prueba , si ¿Él es el Señor de mi vida?, razón por la cual  es la única parte de la Biblia en que encontramos que Dios nos autoriza a que le probemos….Malaquías 3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

Cuando nosotros traemos los diezmos a la iglesia, no estamos bendiciendo ni al pastor ni a la economía de la Iglesia, lo que estamos hacienda es abrir las puertas de nuestra economía para que se cumplan las promesas de la Palabra de Dios.
Hay lideres que dicen: “la iglesia fue bendecid por la generosidad de la familia “tal”, pero esto es incorrecto, ya que fue la familia “tal” la que se bendijo dando, o llevando al alfolí y que es la Iglesia constituida por Dios, pues Dios no ama al que recibe, sino al que da con alegría y no con tristeza, ni por obligación.

No podemos permitir que el devorador nos robe bajo nuestro consentimiento, no podemos darnos el lujo de vivir desestabilizados, emocional, anímica y económicamente, solo por el hecho de no cumplir con los preceptos del que da pan al que come y semilla al que siembra. 

El devorador se roba hasta las promesas
"Y por qué os afanáis por el vestido? Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón, en medio de todo su esplendor, se vistió como uno solo de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no lo hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos vestiremos? Porque todas estas cosas las buscan con afán los gentiles; pues vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Mateo 6:28-33

"Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto." Proverbios 3:9, 10

Dad, y se os dará; una medida buena, apretada, remecida y rebosante os pondrán en el regazo. Porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir." Lucas 6:38

CARLOS ERNESTO DIAZ

viernes, 14 de octubre de 2011

BATALLA

¿Te preguntaste alguna vez si realmente eres un cristiano? Aceptaste a Cristo y todo va bien, pero luego empiezas a sentir como que siempre hay una lucha por hacer lo correcto, y no siempre tienes éxito.


¿Qué pasa?
El apóstol Pablo también luchó con esto. En Romanos 7:15-23 compartió sus luchas personales. Explicó lo que fueron las luchas de su vieja naturaleza, antes de convertirse en un creyente, él entraba en conflicto con su nueva naturaleza, recibida a través de la gracia de Jesucristo.
Tendremos luchas y tentaciones similares hasta el mismo día en que entremos al cielo. Pablo dice que seguirás perdiendo la batalla entre las dos naturalezas si sólo confías en tu fuerza de voluntad. No se puede decir: "Voy a dejar de pecar." No funcionará. Sólo conducirá a la frustración.

“… ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado y la muerte?... La respuesta está en Jesucristo nuestro Señor…” 

    Si estás agotado de los daños emocionales de la constante lucha entre tu carácter antiguo y el nuevo, no te rindas. Pablo identificó las luchas en Romanos 7, y luego cerró el capítulo con la cura - el plan de Dios pelea por la victoria.
Hay tres cosas que necesitas hacer para superar el deseo de realizar cosas malas:

 1.    Profundizar en el conocimiento de Cristo. Tú has aceptado a Cristo, eres un cristiano, Jesús vive en ti. Pero Él no sólo quiere estar en ti, quiere estar a cargo de ti. Puedes encaminarte en tus malos hábitos o en tu Salvador. Pablo dice en Romanos 8:2: "y porque ustedes pertenecen a él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte.". Cuanto más tiempo dediques para conocer a Jesús y lo que Él hizo por ti, te llevará más fuera de la batalla.

2.    Descubre y desarma las mentiras que estás creyendo. Satanás es el padre de la mentira. Él las pone delante de ti todo el tiempo: “Tú no eres bueno.” “Tú sabes mejor que Dios.” “Esto no es realmente un problema; puedes manejarlo.” Cuando escuchas estas mentiras, te estás condenando. Por eso tienes que descubrir y desarmar las mentiras, entonces puedes alcanzar la victoria. Si quieres dejar la derrota de ti mismo, tienes que dejar de engañarte.

3.    Declara tus luchas a alguien. Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.” (Santiago 5:16 NVI). Revelando tus sentimientos es el principio de sanación. Esa es una de mis frases favoritas. Si deseas simplemente ser perdonado, confiesa tus pecados a Dios. Pero si quieres ser sanado, confiésalos a otra persona desde luego no estoy hablando de cualquier persona, que no solo no te conducirá al perdón, pero si al escarnio publico. Es el poder que viene de tener un compañero con responsabilidad espiritual o un grupo pequeño.

“Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.” Romanos 8:5-6

Hay una batalla dentro de ti entre tu vieja naturaleza pecaminosa y la nueva naturaleza que viene de Cristo. Si quieres ganar esta batalla, vas a tener que cambiar tu forma de pensar.

¿Por qué? La forma en que pensamos determina lo que sentimos y cómo te sientes determina la forma en que actúas. Si actúas depresivo, es porque te sientes deprimido. Y si te sientes deprimido, es porque estás pensando en cosas deprimentes. Si deseas salir de esa depresión, o lo que sea, el problema con que estás luchando, es necesario pedir al Espíritu Santo que te dé mejores pensamientos.

Satanás te da ideas - que son la tentación. Y Dios te da ideas - que son fuente de inspiración.

¿Qué vas a elegir?
Romanos 8:6 dice: "La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz." .

Yo no conozco a nadie que no elija la vida y la paz sobre la muerte. Pero la verdad es que tienes pensamientos autodestructivos todo el tiempo. Entonces, ¿qué hacer?
Aquí está como el Espíritu Santo me libera de pensamientos sin control: Es el principio de sustitución  –independientemente de que quieras cambiar en tu vida, no te resistas; sustitúyelo.

Si estás viendo la televisión y viene un espectáculo que sabes que verlo es malo para ti, cambia el canal a algo mejor. Si quieres dejar de fumar, pero sigues pensando en los cigarrillos, céntrate en algo más. La Biblia dice que hay que reemplazar la vieja mentalidad con la nueva mentalidad.

Pide al Espíritu Santo que te dé nuevas ideas que reemplacen los viejos y malos pensamientos. Así encontrarás que Él responderá a tu solicitud. Y cuando empiezas a pensar en algo positivo en lugar de algo negativo, algo bueno en lugar de algo malo, lo viejo perderá su requerimiento y no tendrá ya su atractivo.

Por lo tanto invita al Espíritu Santo para que tenga libre acceso a tu mente para ayudarte a reemplazar los pensamientos incontrolables. Pregúntale algo como esto: "Querido Espíritu Santo, te doy permiso para que me des ideas cualquier momento que desees. Estoy muy abierto y las aceptaré. Tengo una mente abierta para ti.

CARLOS ERNESTO DIAZ