La verdad que la familia Ebenezer es única y exclusiva, porque Dios coloco su ADN en nosotros los que la integramos, no somos copia de ningún ministerio ni nos debe preocupar mucho los modelos de crecimiento de otras obras de Dios, pues Él a cada uno le da lo que puede manejar, razón por la cual no tenemos que ser imitadores o copiadores, sino solamente hombres y mujeres que tenemos intimidad con Dios cada mañana, que escudriñamos las "Escrituras" y que creemos en su provision divina, pues todo llega a su tiempo, siempre y cuando estemos en el lugar indicado a la hora indicada, no en nuestras emociones.
La Biblia tiene nombres, tiene libros. Uno se llama Joel, otro se llama Amós, otro se llama Samuel, otro se llama David. Yo no tengo que ser como David, yo no tengo que ser como Salomón, yo no tengo que ser como Josué; yo leo su vida para aprender sus principios, pero yo tengo que ser yo. Yo no tengo que pedir sabiduría como Salomón; Salomón pidió lo que Salomón necesitaba. Yo voy a ser yo, para que Dios pueda escribir mi libro. Dios está escribiendo un libro con mi nombre. ¡Exclamemos!: "no tengo que ser David, ni Salomón, ni San Pedro, ni San Pablo; yo soy yo." Esa es nuestra grandeza.
Cuando Dios puso lo único en tu vida, Dios lo vio; no importa que tu familia no lo vea, no importa que tus hijos no lo vean, nadie vio la grandeza de David, pero Dios la vio; nadie vio la grandeza de José, pero Dios la vio. No importa que la gente te reconozca o no te reconozca; Dios puso grandeza porque eres único, eres única, y allí está el poder de la fuerza para alcanzar todo lo que te propongas. ¡¿Habrán pastores dispuestos a creerle a Dios en la familia Ebenezer?!
Yo les puedo fallar, la economía nos puede fallar, la familia nos puede defraudar, el mundo nos puede anular, !Pero Dios, si estamos en sus propósitos NO!
CARLOS ERNESTO DIAZ
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